Yeni Lara

La que siembra esperanza. Yeni vive en una pequeña comunidad llamada Huejotengo. Disfruta levantarse todos los días y apreciar la salida del sol sobre la punta de los árboles de aguacate que abundan en su hogar, porque le recuerdan la importancia de sembrar. Le gusta mantener la armonía en su familia y hacer sentir a su padres orgullosos de la mujer que criaron con valores y con el deseo de hacer más de lo que se puede. Aprecia una buena charla con las amigas, llenarse de buena vibra abrazando un árbol, disfrutar que aún tiene a sus padres y apoyar a quien lo necesita. Disfruta su voluntariado en la Cruz Roja porque la hace sentirse viva.

Yeni siembra semillas de cambio con las mujeres que le rodean y quiere hacerlo con aquellas a las que aún no ha podido llegar.

Su coraje y fuerza, que, como a muchas mujeres les sucede, habían permanecido silenciados por la violencia machista, emergieron tras el sismo del 2017. Al ver la falta de respuesta de las autoridades y las necesidades que había a su alrededor, organizó junto con otras personas de su comunidad un albergue y centro de acopio. Ahí conoció a grandes mujeres con las que aún se acompaña en el camino para lograr sus sueños.

Es una mujer fuerte, guerrera, resiliente, que aprendió a vivir con libertad. Ella busca que otras mujeres también se sientan libres para vivir sin miedo; que puedan desdoblar sus alas -muchas de ellas fueron lastimadas-, y volar en búsqueda de la felicidad. 

Uno de sus más grandes sueños es crear un mundo diferente para Iney, su hijo. Un mundo en donde todas las mujeres se puedan sentir plenas, seguras y orgullosas de lo que son… en el que se respeten sus derechos. “Quiero un mundo en el que las desigualdades sociales, raciales y de género no marquen la vida de Iney, en donde él pueda tener decisión sobre su cuerpo sin que nadie le imponga nada y en el que aprenda a valorar a la mujer como un ser igual y con un amor profundo. Que siga con la causa, defendiendo los ideales como su madre.” 

Con su hijo ha aprendido que el amor puede tomar otra forma. Él es su motor.

Algo que hoy Yeni lamenta es que a pesar de vivir en un lugar hermoso, en donde “los paisajes pintorescos no tienen igual”, con el volcán Popocatépetl como su guardián, las desigualdades y el rezago social de su pueblo continúan. “No hemos podido detener las creencias que sostienen que las mujeres somos un objeto. Esto influye en la falta de oportunidades para nosotras y en continuar un círculo vicioso de dolor que causa mucha infelicidad.”

Yeni ha vivido una lucha interna: “al sentirme excluida de la sociedad donde crecí, siempre pensé que yo era la que estaba en un error, pero en el transcurso de mi vida me encontré a muchas mujeres “raras” y “locas” que no dejaron que matara mis ideas; me llenaron de conocimientos y herramientas. He tenido la fortuna de encontrarme con hombres como mi pareja Feli, que ha sabido respetarme y me ha acompañado con amor. Incluso, soy afortunada de tener un amigo como Cori, con ideales feministas, que los defiende de tal forma que me hizo comprender que el ser mujer no es solo cuestión de sexo.”

Yeni hoy se siente muy agradecida con todas las personas que la han motivado y ayudado en el camino, como su mamá Eduarda y sus hermanas del colectivo Nepanyotl Cihuatl.

Uno de sus más grandes sueños es crear un mundo diferente para Iney, su hijo. Un mundo en donde todas las mujeres se puedan sentir plenas, seguras y orgullosas de lo que son… en el que se respeten sus derechos. “Quiero un mundo en el que las desigualdades sociales, raciales y de género no marquen la vida de Iney, en donde él pueda tener decisión sobre su cuerpo sin que nadie le imponga nada y en el que aprenda a valorar a la mujer como un ser igual y con un amor profundo. Que siga con la causa, defendiendo los ideales como su madre.” 

Hoy Yeni se siente orgullosa de la mujer en  la que se ha convertido: que de ser una niña miedosa, incomprendida y catalogada en una sociedad machista como loca, machorra, rara que tenía lleno el corazón de frustración y rabia, decidió enfocarse en buscar un camino que la regresara a la libertad de encontrar su pasión: ayudar a quien lo necesita.

“Es urgente cimentar el camino hacia una nueva forma de vida, en la que las mujeres estén en igualdad de condiciones que los hombres. Aprender a caminar de la mano y no atrás del otro, para dejar un futuro más amigable para las próximas generaciones.”

Tú puedes ayudar a construir una sociedad en la que vivamos sin miedo a ser quienes somos. Un México incluyente, en el que nadie pueda matar nuestros sueños con su odio. Un país seguro para todas las personas.

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