Natalia Lane

Una mar de sueños. Natalia es una mujer que ha aprendido a amar su cuerpa como primer territorio. Le encanta el café, es fan de las películas de terror y es coleccionista de objetos y de historias de superheroínas.  Xena, la Princesa Guerrera, es uno de los personajes femeninos que la inspiró en su infancia. A las dos las une el haber enfrentado y superado muchas adversidades, aunque las de ella sí son reales.

Le gusta conocer otras geografías y territorios, ya sea en una televisión, un libro o viajando en un autobús. Es una mar de sueños, personales y colectivos. “Mi sueño es tener la certeza que nunca más ninguna hermana atraviese las violencias que yo viví en las calles.”

Natalia vive y trans-ita la Ciudad de México y durante mucho tiempo la pasó mal en la calle. Por eso, ahora su búsqueda pasa por la colectividad.

A pesar de todo lo vivido, mantiene la capacidad de reír y compartir lo que sueña. Imagina un mundo en donde las mujeres trans sean libres de ser, sentir y amar. Un mundo en donde las trabajadoras sexuales no sean criminalizadas, juzgadas ni perseguidas por decidir en qué quieren trabajar.

“Aprender a amar esta cuerpa travesti-puteril ha sido mi primer territorio de defensa, es un reto frente a un mundo que no sólo niega la existencia a las mujeres trans, sino que también nos asesina.” 

Reconocerse como trabajadora sexual fue un proceso de muchos años, en los que padeció el abuso policíaco, la violencia del Estado, pero sobre todo el estigma social que no reconoce el trabajo sexual como un trabajo. “Hoy traigo la putez en cada paso, con orgullo y amor….👠🔥”

Con el tiempo, Natalia se ha dado cuenta de que las superheroínas no están en personajes de ficción, sino en su madre, su hermana, sus compañeras trabajadoras sexuales y sus hermanas travestis-trans. “¡Trabajar colectivamente con ellas es también coleccionar en mi corazona sus historias!”

Se asume como una mujer con rabia. “Y es esa rabia organizada la que me ha permitido movilizarme con otras compañeras. Para el Estado las morras trans y trabajadoras sexuales, son conflictivas y agresivas. Y ante esa sentencia, respondemos con amor, organización comunitaria y zorroridad.  ¡Acá está la resistencia travesti, puteril y callejera!”

A veces ni ella sabe cómo es que llegó hasta aquí. “Creo que soy una mujer muy resiliente que ni siquiera dimensionaba mi fortaleza interna. Pero este camino no sería sostenible sin la escucha de otras putas callejeras.” Ahora le importa más que nunca cuidar su cuerpa, consentirla, quererla, apapacharla. “Me siento orgullosa de las cicatrices que lleva mi cuerpa callejera, porque son un recordatorio permanente de que esto viva…”

Hace años, Natalia emprendió un viaje a Colombia y ahí escribió crónicas sobre sus vivencias como trabajadora sexual callejera en Medellín junto a otras hermanas travestis-trans. Le llamo “Crónicas Puteriles” y espera algún día publicarlas.

Son historias que merecen ser contadas, porque sus recuerdos y heridas, al igual que las de sus compañeras callejeras, cabineras, teiboleras NO provienen de su trabajo, sino de las condiciones de violencia y estigma alrededor de él.

Para Natalia, el abolicionismo dentro de los feminismos no sólo niega los derechos laborales de las trabajadoras sexuales, también las despolitiza desde una mirada punitiva. Porque en estos sistemas de opresión capitalista esas voces insisten en afirmar que las putas vendemos el cuerpo y el resto de la clase trabajadora/popular no. “Las trabajadoras sexuales no necesitamos ser rescatadas, lo que necesitamos son condiciones de trabajo sin clandestinidad, estigma ni criminalización.”

“Las putas andamos cambiando el mudo desde el deseo, andamos haciendo el mayor acto de justicia anti-patriarcal: cobrar por coger… algo que el patriarcado supone es obligación de las mujeres. Seguimos tejiendo orgullo desde las calles, seguimos taloneando con nuestras propias formas de zorroridad para sanar entre nosotras y cambiar el mundo en el que vivimos.”

Porque el Trabajo Sexual es Trabajo 🔥👠💄

Tú puedes ayudar a construir una sociedad en la que vivamos sin miedo a ser quienes somos. Un México diverso y justo también para las trabajadoras sexuales, en el que nadie pueda matar nuestros sueños con su odio. Un país seguro, también para las personas trans.

Comparte estas historias con #SinMiedoaSer #VamosJuntas

Por un 02 de junio donde las últimas seamos las primeras

Casi el 80% de las trabajadoras sexuales han padecido algún tipo de violencia, abuso o discriminación por la propia policía y los sistemas de justicia, de acuerdo con la segunda encuesta sobre trabajo sexual en la Ciudad de México, elaborada por el COPRED y el Centro de Apoyo a las Identidades Trans. En la mayoría de los casos no hubo denuncia por desconfianza en las autoridades.