Existiendo, resistiendo y transformando. A Mijane le encanta disfrutar del ir y venir de las olas, la sonrisa de la pequeña Lía Zulaikha, su hija, y gozar de su ternura y cariño. Disfruta de la convivencia con personas con las que comparte pensamientos y compromisos, reencontrarse con amigas y amigos e ir a bailar, escuchar música, escribir, y relacionarse con personas nuevas. Indiscutiblemente, le gusta el sabor de un buen mezcal guerrerense.
Sueña con un mundo libre de racismo y machismo, en donde el diálogo intergeneracional respetuoso, sea la base para compartir conocimientos, que las infancias se vean representadas y reivindiquen sus identidades interculturales y de género y que puedan vivir en un ambiente libre de violencia. Su propósito es construir y aportar lo que esté a su alcance para que esto sea una realidad y dejar un mundo mejor del que se encontró.
Mijane Jiménez Salinas es una mujer afromexicana de 32 años, madre, líder, activista y defensora de los Derechos Humanos de las niñas, adolescentes y jóvenes afromexicanas.
Una de las cosas más importantes en su vida es construir colectivas afrodescendientes desde el amor y el reconocimiento a todas y cada una de las mujeres que han aportado a su lucha individual y colectiva: desde la madre que la concibió hasta la hija que la hizo echar una mirada a su discurso adultocentrista.


Se siente orgullosa de haber generado acciones afirmativas para el pueblo afromexicano, de que el resto sus compañeros y compañeras puedan disfrutar de ello y, sobre todo, de crear cambios colectivos a través de las luchas ganadas. “Es necesario que las generaciones que vienen no sufran lo mismo que yo, debería de haber algún momento en el cuál dejemos de exigir lo que nos corresponde por justicia jurídica y social”.
Algo que la entristece enormemente es “la falta de reconocimiento del caminar; que nosotras, nosotros, nosotres nos obstaculicemos dentro del movimiento social, pues esto permite que existan luchas de egos. Cuando el patriarcado y el racismo llevan la delantera, de repente se nos olvida que eso es lo que tenemos que vencer”.
Vive enamorada de la vida y de su tierra. Disfruta cada una de las fiestas y tradiciones; revive a sus muertos cada dos de noviembre con la danza de los diablos frente a su ofrenda recordando momentos que compartió en vida con su padre, su abuelo y amigos. Le encanta la fiesta del señor Santiago Apóstol, ver la alegría en el pueblo y, sobre todo, recibir visitas y “compartir un poco de lo que tengo”.
“Yo no sé si he llegado lejos, lo que sí sé es que por lo menos, aunque mal pronunciado, conocen mi nombre y saben que en Cuajinicuilapa hay una mujer afromexicana que está existiendo y resistiendo”.
Siempre ha dicho que sus padres, el andar colectivo en el movimiento afromexicano, Martha Sánchez Néstor, sus hermanas, su hija, las mujeres que se ha encontrado y con la hermandad y la juventud de los compañeros de la Red Nacional de Juventudes Afromexicanas y la colectiva Binacional AfroPoderosas, espacio que construyeron mujeres jóvenes afrodescendientes, le han permitido seguir y son parte de su formación y de cada una de las transformaciones que ha tenido.
Mijane se ha enfrentado al racismo histórico y estructural por parte del estado y de la sociedad. Cree que el que la historia de sus ancestras y ancestros no sea contada tal y cómo es, demuestra una falta de reivindicación por lo sufrido en el pasado y lo que provoca que hasta el día de hoy, le sigan negado y cuestionando su identidad. Desde los 14 años ha sufrido acoso sexual, ha vivido violencia política en razón de género, le han decomisado la máscara de los diablos en el aeropuerto por desconocimiento de la pluriculturalidad de México -“una de las danzas más importantes de mi vida”- entre muchos episodios más. Por eso cada día busca un cambio.


“La escucha y reflexión efectiva deben un parteaguas para toda la sociedad y las mujeres afromexicanas no somos un invento, moda o artículo sexual, somos parte de la diversidad de México, queremos una vida, crianza, educación y salud digna; las mujeres negras no sólo estamos en la costa chica de Guerrero y Oaxaca, estamos en lugares diversos. Es tiempo de reflexionar el racismo normalizado que existe en este país, en dónde nos mintieron al decir que todos, todas, todes somos mestizos, indígenas o españoles, la historia la estamos reescribiendo y en ese andar, tú también puedes formar parte de ello. La búsqueda de nuestras raíces a veces no es tan amorosa, sin embargo, es sumamente necesaria para saber a dónde dirigimos nuestra bondad.”