MaryaCarmen y su jiribilla. MaryaCarmen Aguilar Franco se entiende como un cuerpo y una mente llenos de energía y posibilidades, con infinidad de sueños y propósitos que realizar. Le emociona emprender, iniciar, participar, MOVERSEEEEEEEE. Como todas las personas, tiene proyectos inconclusos y también metas lejanas… “quizás demasiados planes, muchos más de los que puedo abarcar, porque mi mente no se detiene nunca.”
Le gusta empezar su día sin agenda, sin horarios, dejarse llevar por el tiempo y los buenos momentos, quedarse quieta y acostada leyendo o viendo tele y le fascina viajar para descubrir la belleza del planeta: “darme el gusto de saborear los sabores del mundo y disfrutar a cada paso con la mirada, el olfato, el oído, la piel…”
La vida de MaryaCarmen ha estado llena de obstáculos, algunos reales, otros físicos o mentales, “otros son muros materiales y económicos, frenos sociales y culturales, producto del sistema capitalista y patriarcal en el que me tocó existir.”
Con todo lo difícil que ha sido conseguirla, MaryaCarmen se siente orgullosa de defender su libertad a toda costa y jamás permitir que nos pongan cadenas de ningún tipo; libertad en todos los sentidos: de pensamiento, de acción, de decisión. “Libertad para decidir, para hacer, para estar, para irme o quedarme -según mis necesidades y deseos- libertad emocional, libertad para caminar segura y escribir sin miedo.” Le importa también la libertad económica… la de no poseer ningún patrimonio y ninguna riqueza material.
Parte de esa libertad, es su trabajo como periodista freelance. Escribe sobre muchas injusticias y problemas sociales, y aunque no puede solucionar las penas o problemas que enfrentan las personas, al menos las escucha, las oye, recopila sus historias. Muchas veces también las lleva a caminar, les prepara comida y les ayuda en la limpieza de sus casas y sus pensamientos. Además, ha participado en la creación de radios comunitarias.


Por hacer su trabajo se vio forzada a salir del territorio en el que vivía y trabajaba. Hoy es una periodista desplazada, como muchas personas y periodistas en México, víctimas de la violencia criminal e institucional.
En su desplazamiento no ha podido seguir publicando. En lugar de ello, empezó un proyecto a través del Colectivo Nacional de Sororidad “Leona Vicario”, a través de la cual han estado recopilando historias de mujeres exitosas en México. Sumado a esto, Marya Carmen ha incursionado en la promoción de los derechos sexuales y reproductivos, así como en la promoción del periodismo infantil.
En su vida ha sufrido todo tipo de injusticias y violencias. Aún antes de nacer, por un embarazo “fuera de cánones” su madre y ella fueron condenadas a vivir en la miseria. “Desde niña sufrí abuso sexual, en la pubertad empecé a vivir el mundo del acoso. Por sentirme devaluada, sucia y fea, acepté como naturales toda clase de golpes, amenazas, desilusiones, estafas, robos, traiciones, estando sujeta a la trampa social del amor romántico y los estereotipos de belleza femenina tan absurdos.” A raíz de todas estas experiencias, llegó a ser diagnosticada con síndrome de Estocolmo y depresión profunda.
“algunos tan cercanos que llevo sus dolores, sufrimiento y ausencias tatuadas en mi corazón, otros me han marcado con sus historias que debo escribir, pero lo haré cuando ya no me duelan tanto.”


Lo que más le importa a MaryaCarmen en la vida es vivirla a plenitud, sin remilgos, sin reprochar destino, sin exigir, para sentirse realizada y contenta. “Desde pequeña fui la calamidad, “parece que tienes jiribilla, no puedes estar quieta”, me decían.”
Haciendo honor a eso, para ella es fundamental no rendirse. “Aunque esos cambios que necesitamos fueran imposibles, para mi es suficiente si por lo menos un día, un momento, un instante, logro que alguien, quien sea, sonría o piense que vale la pena seguir caminando.”