#SinMiedoaSer una campaña por un país libre de violencias, incluyente y seguro para todas las personas. Terminemos con todas las formas de discriminación y violencia. No las generes, no las toleres, no te calles.

Historias

#SinMiedoASer, una campaña que tiene por objetivo difundir mes a mes las historias de mujeres diversas que denuncian las violencias y exigen un espacio seguro.

Áreas de enfoque:

Alessa, sonrisa de luna. Tenía el cabello como la cascada de un río de noche. Sus ojos eran profundos, su mirada fija y su sonrisa de luna. Sus palabras eran directas.

La locura de luchar. A Ilse le gusta platicar con sus amigas y amigos, leer, meditar, tomar té de varios sabores y escribir sobre lo que piensa e imagina, salir a caminar para sentipensarse. Le apasiona pintar, escuchar todo tipo de música, leer y encontrar el aprendizaje en todo lo que le rodea.

Frente al espejo. Sofía sueña con que todas las personas podamos tener vidas dignas y libres, sin violencias ni injusticias por parte de nadie. Como muchas otras mujeres, ha vivido de primera mano varias formas de violencia por su manera de vivir.

Existiendo, resistiendo y transformando. A Mijane le encanta disfrutar del ir y venir de las olas, la sonrisa de la pequeña Lía Zulaikha, su hija, y gozar de su ternura y cariño.

Luchar por lo que se quiere. A pesar de las malas experiencias que ha enfrentado, Nancy se siente orgullosa de todo lo que es y de estar cumpliendo las metas que se trazó cuando salió de su país. Su filosofía es sacar lo mejor de lo vivido y desechar lo malo.

Una mar de sueños. Natalia es una mujer que ha aprendido a amar su cuerpa como primer territorio. Le encanta el café, es fan de las películas de terror y es coleccionista de objetos y de historias de superheroínas.

Las pasiones de Yaz. Yaz, a quien también le dicen Lombriz, tiene 24 años y vive en la Ciudad de México. Todo lo que hace en su vida es movido por la pasión; así fue cuando estudiaba psicología y así es en su trabajo actual.

Láurel, despejando mentes y corazones. Láurel Miranda tiene 32 años. Ha vivido un sinfín de aventuras difíciles de enumerar y le ha costado mucho reconocer y nombrar todas sus identidades… o etiquetas. Mucho más de lo que casi cualquiera podría imaginar.

El rojo carmín. Tiene 54 años. Se llama Beatriz Maldonado Cruz. Como muchas mujeres, es capaz de hacer cualquier cosa para proteger a su familia. Tiene dos hijos, una hija, su nuera, dos nietos y a su mamá, a la que llama de cariño “viejita chula”.